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lunes, 26 de febrero de 2018

Mi abuela se llama Emilia y en agosto va a cumplir 90 años. A su padre (mi bisabuelo) lo fusilaron porque había sido alcalde de Guadalajara durante la República. Lo fusilaron por rojo.
Todavía hay en este país mucha gente que piensa que hablar de esto es remover la mierda y que no es necesario porque "ya pasó todo". Pero resulta que aún hay historia viva. Mi abuela está viva y sigue llorando. Mi abuela sabe dónde está su padre enterrado porque él, con tal de que su familia recibiera su cuerpo y la carta que había escrito para ellxs, renunció a su ateísmo y permitió que un cura se pusiera delante de él. Una de las últimas cosas que tuvo que ver fue un cura a pesar de que era un ateo convencido. Hasta el último momento lo humillaron antes de pegarle un tiro a las 5 de la mañana en la puerta del cementerio de Guadalajara. Hay miles de familias en este país que ni siquiera saben dónde están los cadáveres de sus seres queridos. Andan tirados en cunetas y en fosas. Y hay muchos otros miles de personas que ven esto normal y que no lloran de rabia, de pena, de desesperación y de asco al pensar en ello. Yo sí, yo lloro mucho. Lloro por dentro y por fuera.
Mi abuela ha pasado una vida dura, muy dura. Su madre tuvo que salir adelante ella sola después de que les quitaran todo lo que tenían una vez asesinado su marido. Ella y todas sus hermanas y hermanos tuvieron que trabajar desde muy temprano y vieron marcharse el sueño de la vida que merecían y que habían tenido hasta que un golpe de Estado reventó para siempre la historia de este país. Es muy probable que mi abuela no pueda ver llegar la Tercera República y eso me apena mucho. Muchísimo. La verdad es que puedo hacer poco por ella. La escucho, la respeto y la quiero, pero no puedo cambiar la Historia. Lo que sí puedo hacer es contribuir a que ésta se cuente bien. Voy a ser profesora de Historia, entre otras cosas, por respeto a la memoria de mi bisabuelo, que sigue siendo culpable en los papeles rancios que se guardan en algún archivo de mierda.
Por respeto a la memoria de mi bisabuelo, por supuesto, pero también, y sobre todo, por respeto a la memoria de millones de personas cuyas vidas se truncaron por el odio y la injusticia llevadas a su máximo grado.
Éste es mi pequeño homenaje. Aquí podéis escucharla: 
http://cadenaser.com/programa/2018/02/24/a_vivir_que_son_dos_dias/1519473572_297970.html


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