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domingo, 25 de mayo de 2014

Pan y circo

Una de cada cinco personas en paro en España lleva más de tres años sin encontrar trabajo. Pero el fútbol es mucho más importante, claro. Me parece lamentable que el fútbol mueva a la gente más que la lucha por la justicia y la igualdad social. Es increíble que os toméis tan en serio una mierda de juego que representa algunas de las cosas que más detesto en este mundo: el capitalismo y el heteropatriarcado. No puedo entender cómo habláis de fútbol como si fuera algo importante. No sé qué mierda hemos hecho mal, pero esta sociedad está profundamente podrida. En un mundo en el que el fútbol no moviera millones y los jugadores (y también jugadoras) lo hicieran por vocación y como pasatiempo, en un mundo donde la profesionalización del fútbol no lo hubiera convertido en algo podrido y apestoso...en un mundo así, me parecería estupendo que os gustara ese deporte. Pero vivimos en un mundo muy diferente a lo idílico del deporte por el deporte. El fútbol representa los valores más desagradables de la sociedad de consumo.
No os cuento nada nuevo si afirmo que vivimos en un mundo globalizado donde todo, absolutamente todo, se mide en términos de beneficio económico. Y eso da asco. 
El fútbol (el espectáculo que nos recuerda el "pan y circo" romano), además de ser un negocio fabuloso, es también una cortina de humo, un mecanismo de control social de una dimensión increíble. Mientras os preocupáis por quién gana (obviando los millones que se mueven detrás, hablando sobre este asunto como si se tratara de algo importante -¡madremíadelamorhermoso! hay gente que habla como si de filosofía se tratara-), el mundo se va a la mierda. No sé si os habéis percatado, pero el mundo se va a la jodida mierda. Millones de personas pasan hambre, la misma cantidad malvive y una gran cantidad sobrevive. No sé qué sentido tiene apoyar ese espectáculo mientras se ríen de nosotrxs, recordándonos la sociedad de clases y dejando claro el poder masculino. 
Ahora llega el mundial. No importa cuánta gente vaya a salir tremenda y negativamente afectada por ello, ¿verdad? Lo importante es dejarse la vida metafóricamente apoyando a la jodida selección (ale, sí, sigamos recordándonos que eso de ser habitantes del mundo es una utopía, los países existen y estamos muy orgullosxs de ello) mientras hay quien se está dejando la vida literalmente. La mala gestión, la corrupción y la violencia están campando a sus anchas, pero a nosotrxs, oh ciudadanía de un llamado primer mundo, nos suda las narices. Lo importante es entretenerse mientras nos quitan los derechos más básicos. 
Los campeonatos mundiales evidencian lo que ya debería ser visible a todos los ojos: el fútbol es un mecanismo de control social. Me repito más que el ajo, lo sé. No soy tan ingenua como para pensar que realmente los gobiernos necesitan del fútbol para hacer lo que les dé la gana. No necesitan el fútbol para recortar derechos, invadir países o subir el precio del combustible, eso ya lo sabemos. Pero no viene mal entretener a la gente tirando un balón para que veintidós multimillonarios corran detrás. El proyecto no es tan simple. No se trata sólo de entretener con un mundial cada cuatro años, sino de absorber el cerebro del ciudadano medio (uso el masculino por razones obvias, pero ahora, como esta sociedad ya no es machista, las mujeres se empiezan a sumar preocupantemente a semejante mierda...-léase la mayor de las ironías-). El proyecto, como digo, es más maquiavélico. Consiste en tratar de controlar en el día a día, abrumando con partidos y más partidos...
Ahora bien...volviendo al mundial, no creo que nadie vaya a cuestionar que, del mismo modo que cualquier gran evento de proporciones enormes, puede funcionar puntualmente como distractor de masas. Y eso viene muy bien. Cuando no se muere alguien importante o se casa algún rey, siempre hay algún "buen" partido. Eso del fútbol como el opio del pueblo queda bien claro en época de mundial porque en esos momentos hasta la gente que no gusta del fútbol normalmente, de repente está muy interesada...
Me parece grotesco que el fútbol, ejemplo claro de cómo funciona el sistema capitalista, muestra de que existen clases y de que hay ricos y pobres, sirva a su vez para que de pronto pueda parecer que estas clases se acercan. Ricos y pobres se abrazan animando a un mismo equipo. El rico se ríe del pobre, pero el pobre está demasiado ocupado siguiendo el balón como para darse cuenta...
Distrae, aleja preocupaciones...engaña, obnubila. 
Queda claro que no critico el fútbol como deporte (¡que vivan todos los deportes, practiquémoslos y ensanchemos el alma!) sino lo que representa: el sucio negocio de unas clases pudientes que entretienen y despistan para que no nos demos cuenta de lo que es realmente importante. Y el jodido patriarcado, hostias. Machirulos megaheterosexuales, mazados de gimnasio con cerebros que no miden la mitad que su polla, orgullosos de dedicar horas a un gimnasio en vez de leerse un puto libro y buscando a la modelo más guapa y más delgada para tener una vida de anuncio. El fútbol también invisibiliza a las mujeres, amigas y amigos. Que no os engañen poniendo a mujeres (normalmente atractivas según criterios establecidos por una sociedad enferma) en la sección de deportes de las noticias.
Mi crítica, pues, no es al deporte sino a todo el círculo político-económico que ha ido formando su profesionalización, así como a su utilización como mecanismo de control de masas a nivel local y también mundial y a los valores machistas que representa.
Pensemos un poquito, ¿no? ¿O preferimos quedarnos sentadxs ante la pantalla para después comentar el partido, alimentando ese círculo vicioso sin sentido crítico y dejando que se amasen fortunas a nuestras espaldas o, mejor dicho, en nuestras narices?

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