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lunes, 4 de noviembre de 2013

Reflexiono para crecer, pero no intento ofender. Esa no es nunca mi intención. Comparto mis inquietudes para aprender de la confrontación positiva. Partiendo de esto, voy a intentar explicarme bien sobre el tema de los tacones, visto lo polémico que resulta:

¿Por qué las mujeres se ponen tacones y los hombres no? Creo que ésta es la primera pregunta que surgió un día, hace ya muchos años, en mi interior. Y desde ahí parte toda la reflexión. ¿Qué puede aportarnos un tacón?
Supongo que los tacones son un elemento estupendo para pensar en el mundo en el que vivimos porque pueden interpretarse como una metáfora del mismo. En cualquier caso, entiendo que los tacones son una excusa para hablar del género desde el feminismo. Esa es la idea.
Mi objetivo no es criticar a las mujeres que usan tacones. No quiero criticar esa posibilidad, pero tampoco me gustaría quitarles esa oportunidad a los hombres. Los uses o no, seas hombre o mujer, puedes pensar sobre ello. Sigo insistiendo en que realmente la cosa es ir más allá de la cuestión de un tipo de calzado. Se trata de reflexionar sobre la posición de las mujeres dentro de esta sociedad.
La idea básica es que detrás del uso de los tacones hay una construcción de género. Se nos dice cómo tenemos que ser y se nos marca el canon de belleza. Hay lugares en los que se espera que una mujer lleve tacones. Y si no los lleva, algo chirría. Leía hace poco que “detrás de los tacones está la mirada del otro” y me parece una buena frase resumen. Y sí. He dicho “otro”. No he dicho “otra”, ni “otre”. He dicho “otro” porque detrás está la mirada masculina, la mirada de quien dirige este cotarro. Te mire quien te mire, te mire tu madre, el frutero, tu prima la del pueblo o tu pareja, lo hace a través de los ojos de la sociedad patriarcal.
Los tacones nos definen. Los tacones nos inmovilizan. Con un tacón, digas lo que digas, no eres ágil y eso te hace vulnerable. No se puede caminar a gran velocidad, ni con grandes zancadas. No te mueves libremente. No te mueves igual.
¿Qué se busca con ellos? ¿Una posición más alta? No creo que eso haya de ser una cuestión física, palpable, mensurable. Los tacones son símbolo de la fragilidad de la mujer según un determinado estereotipo. Con los tacones, o así lo entiendo yo, te fragilizas. Muestras que estás dispuesta a sufrir y a someterte al otro.
Ahora bien, yo entiendo que puede que haya mujeres que disfruten poniéndose tacones y se vean más guapas, más sexys e incluso más poderosas. Si hablamos de mujeres que asumen esta sexualización, que entienden lo que hay detrás de los tacones, y que aún así deciden usarlos, ole ellas. No digo que no lo hagan, pero digo que consideren que esa sensación de que los tacones las capacitan como sujetos y les dan poder es una sensación que igual tiene algo de trampa, porque pisamos un mundo desigual e injusto. Y lo pisamos llevemos lo que llevemos en los pies. Me refiero a que vivimos y nos movemos en un contexto de desigualdad real y simbólica en el que aún se premia más el cuerpo en las mujeres y la mente en los hombres. Si no estamos jugando en condiciones de igualdad, a mí no me apetece destrozarme los pies y machacarme la espalda. Al levantar el talón, se descoloca el centro de gravedad del cuerpo hacia adelante. Una posición antinatural del pie no puede ser buena. Pero si yo pudiera decidir libremente esto, a lo mejor lo haría. Si yo pudiera ponerme tacones cuando me saliera del coño, porque me saliera de ahí mismo y también pudieran hacerlo mis amigOs, entonces la historia sería diferente.
Dicen por ahí que para presumir hay que sufrir. ¿Cuántas veces habré oído esa estupidez? Pues yo paso de sufrir.
Ahora bien, sigo insistiendo en que no critico la opción. Yo misma utilizaré tacones alguna vez, supongo. Sólo quiero que lo pensemos, que reflexionemos sobre ello y que si decidimos usarlos, lo hagamos como un acto de empoderamiento, como una decisión personal. Cada cual se siente guapa o sexy como quiera o con lo que quiera. Tenemos que luchar por acabar con las imposiciones sociales, pero eso no implica que haya que acabar con todo lo que existe ahora. ¿Me explico?
Creo que las mujeres podemos vestir elegantes (¿qué mierda será esa?), ir cómodas y sentirnos guapas con zapato plano (o mejor, ¡con deportivas!), pero no seré yo quien arrebate la posibilidad de usar tacones a nadie (oye, que tampoco a los hombres, insisto). Quiero recordar ahora que hace siglos los tacones eran un símbolo de distinción tanto para los hombres como para las mujeres. En el siglo XVI hombres y mujeres de la nobleza europea llevaban tacones como símbolo de elegancia y poder para elevarse y diferenciarse del pueblo, pero los hombres dejaron de usarlos. ¿Por qué?

Yo entiendo que la desobediencia es la clave para acabar con las injusticias de este mundo y romper con lo que se espera de ti es desobedecer. Pienso que es importantísimo hacerlo a diario. Pequeños gestos en la vida cotidiana van marcando el camino hacia otro lugar.

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