Muchas veces tengo ideas maravillosas que se mueren cuando intentan llegar al papel. O a las teclas, ya sabes.
Otras veces, porque sí, escribo. Y soy capaz de obtener resultados interesantes sin previa preparación. De hecho, diría que así es como escribo la gran mayoría de las ocasiones. Porque sí y para mí. De repente. 
Tengo ideas independientes, ideas que aparecen sin avisar. Ideas que van a lo suyo. No llaman a la puerta y cuando me quiero dar cuenta, están en la cocina. Menos mal que suelo preparar comida de sobra y si quieren quedarse, pueden hacerlo.
Las cosas parecen más reales cuando salen de nuestra cabeza. Si lo verbalizas, todo es más verdad. Dentro de la cabeza, parece que no forman parte de nuestro mundo, sino de ese otro mundo que es el mundo de lo particular, de lo individual, delotuyoydenadiemás. En realidad, eso es lo único que nunca podrán quitarnos. Lo que tenemos en la cabeza. 
Me siento rica y afortunada.
Vivimos en un mundo loco que juzga a las personas por lo que tienen más que por lo que son. Y no se da cuenta este mundo de que lo valioso es lo que tienen las personas en la cabeza, no en el bolsillo.
Rica te hace ser una persona plena.
Yo tengo muchos motivos para considerarme una persona completa, una persona dichosa, una persona rica.
Soy rica.