Sugerencias, ideas o preocupaciones a eljardindeacracia@gmail.com

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ayer hizo diez años que nos dejaste. Diez años ya. O sólo diez años...
Yo tenía catorce años.
He crecido contigo. Con vosotros. Escuchando todo cuanto hicísteis.
La verdad es que me gustáis mucho.
He tenido épocas, últimamente, en las que os he tenido un poco abandonados. La vida son rachas. Sin embargo, siempre estáis ahí. Para lo bueno y para lo malo. Siempre hay una canción que escuchar para cada momento. Y siempre hay una canción que me trae un recuerdo.
Eras grande. Muy grande.
Y fuiste mucho tiempo una sombra.
Menos mal que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio (o eso dicen; a veces pasa...) y ahora tienes el nombre que mereces. Porque eras grande. Repito: eras MUY grande.
Nunca he entendido cómo hay gente que puede elegir. Los cuatro eráis el todo que os lanzó a la fama. Ese todo que a la vez, creo, os destrozó como seres individuales. Pero en solitario tú supiste convertirte en la persona que siempre habías querido ser. Y vaya si hiciste cosas buenas...
Es curioso cómo se puede apreciar a alguien a quien ni siquiera conoces y que, sin embargo, forma parte de tu vida.
A veces me jode que os hiciérais tan conocidos, porque la magia de nuestra relación pierde intensidad. Soy una más. Y eso hace que la cosa pierda encanto. No obstante, bien sé yo que sois parte esencial de mi vida. Mi infancia suena a vuestros discos y a interpretaciones de vuestras canciones con mi padre al piano y mi hermana y yo cantando...Por otro lado, quizá es absurdo pensar en la posibilidad de que nuestra relación fuese más íntima. No, no tiene mucho sentido.
Hace poco más de un mes estuve en Liverpool, ¡qué dos días! Me gustó mucho encontrar una ciudad preciosa que no os ha explotado. Menos mal...Yo pensé que la cosa iba a ser peor, vuestras caras por todas partes y cosas así.
Ayer escuché muchas de tus canciones, te recordé con ellos y en solitario, vi un mini-reportaje que prepararon en RTVE dedicado a ti y luego anduve viendo tonterías por ahí (¡hasta un supuesto documental en el que tú cuentas que Paul no es Paul sino Faul...ya ves tú!) y sí, finalmente lloré. Lloré dulcemente, como con la pena de que son lágrimas que no valen para nada. Siempre he sido muy sensible y no puedo evitar emocionarme. Yo no creo que sea un defecto tampoco. Hay que saber llevarlo, eso sí...Y lloré. Lloré.
Siempre formarás parte de mi vida.
Gracias.

No hay comentarios: