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jueves, 24 de septiembre de 2009

Hace mucho que mi corazón no baila al son de la tristeza a pesar de que el mundo está plagado de motivos para que ésta nos invada. O no.
Cuando terminé los exámenes, de pronto el tiempo se tornó borrascoso a diario, frío y poco entrañable. No sé por qué pero intuyo que la acción de los humanos tiene algo que ver...
No pretendo estar triste nunca y, como digo, tampoco puedo, pero el tiempo me afecta mucho, siempre lo ha hecho. A veces siento que me comporto como las flores, que se marchitan cuando desaparece el sol. Terminé de estudiar, acabó ese mes y pico recluída acompañada de un ventilador que trataba de hacerme las horas, los días y las semanas más soportables, y de repente, frío. Mucho frío. Un frío que no es propio de septiembre...Me dio pena, otra cosa sería mentir. Pero como la vida está deseando vernos sonreir, está regalándonos de nuevo unos días de los que alegran cualquier alma, hasta las más grises.
Hoy hemos marchado sin destino, sin tiempo, hora ni prisa.
No hay nada más agradable que no tener ni destino ni prisa, nada más reconfortante que el vivir por vivir, siendo una misma en la inmensidad del universo, tan pequeña y a la vez tan grande, tan llena...
El campo, el horizonte (lejano e inalcanzable a ratos, otras veces, cerca y tangible), el sol, las nubes, el cielo y el mundo...Sin prisa pero sin pausa y sobre todo con pasión, todo con pasión. Creo que las cosas siempre deben hacerse con pasión, entregándose al momento como si fuera el último y dando de una todo lo que se lleva dentro. Si no invertimos nuestros esfuerzos, nuestras vidas y nuestras muertes en demostrar quiénes somos, qué creemos y qué queremos, ¿qué sentido tiene estar vivas?.
Como te decía, el campo, la vida, tú y yo, y todos, al fin y al cabo, todos y todas. La Naturaleza nos contiene a todos en cada fracción...
A veces me gusta desdibujar tu rostro en mi mente, habiendo cerrado los ojos previamente, para luego abrirlos y encontrarme de nuevo con tu sonrisa. Intentar olvidar lo que una sabe o ha visto para luego tratar de reaprenderlo es una forma de maravillarse a cada segundo con lo que la vida nos ofrece. En el placer de descubrir y redescubrir todo lo que el mundo contiene, encuentro una escapatoria a las crueldades que a veces enturbian mi interior, mi tranquilidad y la calma que toda persona necesita para respirar con pasión. Olvidando lo que sé y lo que conozco, logro que el propio acto me revele otras posibilidades, otras opciones, otros mundos en éste mismo...

...nunca respirar mecánicamente, ser siempre conscientes de lo que conlleva cada inspiración, cada espiración...hasta la expiración.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra estar en tu blog y que tú estés en el mío.

:)