El Gran Masturbador

El Gran Masturbador es una obra que Dalí realizó en agosto de 1929, pasando las vacaciones en Cadaqués con una serie de amigos, todos ellos relacionados con el Surrealismo.
A nivel temático, como su nombre indica, tiene relación con la masturbación, algo inusual en la pintura occidental hasta el momento, y además está cargado de implicaciones personales; es una obra, como la mayoría de la producción de Dalí, de carácter autobiográfico. La forma de la cabeza nos remite al aspecto caprichoso de una roca del Cabo de Creus. También hay quien lo une con la tabla izquierda del Jardín de las Delicias del Bosco.
La cabeza se prolonga en una voluntad de carácter modernista (Dalí fue uno de los primeros en reivindicar la figura de Gaudí cuando el Modernismo estaba desprestigiado y lo importante era el Noucentismo).
En la obra de Dalí es muy importante el tema de la masticación y la alimentación en relación con la Metafísica.
El rostro femenino está tomado de un cromo modernista, si bien éste presentaba una flor en la cabellera de la mujer como símbolo de la virginidad y sin embargo en la obra de Dalí la flor aparece como un símbolo fálico; esto y la postura del rostro, que remite a la felación, nos hacen hablar de un cambio de la virginidad por el símbolo erótico. El león, con la lengua enrojecida, también representa una visión sexual en el universo freudiano. A raíz de esto, es importante recordar la importancia que tuvo Freud para Dalí, quien es antes freudiano que surrealista.
La presencia del saltamontes remite a los temores de Dalí, pues éste en su infancia sintió terror por dicho animal.
La pareja que aparece en la parte inferior, abrazándose, nos recuerda a la estética de la metafísica, así como la sombra que proyectan. Se interpreta como una alusión a los primeros encuentros con Gala en unas rocas a la hora de la siesta.