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sábado, 25 de abril de 2009

Trato de no cerrarme a las experiencias que ofrece la vida pero intento que ninguna experiencia se convierta en el eje que marca mi vida.
En ciertos momentos, momentos determinados que vienen señalados por diferentes circunstancias vitales o anímicas, puede una abrirse a experiencias más o menos enriquecedoras, siempre y cuando sepa vislumbrarse con cordura dónde está el límite entre lo divertido, lo inesperado pero agradable y lo necesario, aquello que crea dependencia.
Las dependencias nunca fueron buenas. Nadie debe nunca depende de nada para ser realmente libre, y la libertad es la máxima aspiración.

1 comentario:

Antonio dijo...

Me gusta como relateas. Simplemente, soberbio.

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