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martes, 18 de julio de 2017

La vida necesita de la palabra

A veces te abandonas sin querer y dejas que el tiempo pase sin pensarlo demasiado. O quizá el problema es el contrario: lo piensas todo demasiado. También puede ser que no haya problemas (qué manía tenemos los seres humanos con buscarlos). De todos modos, esa búsqueda del punto medio, del término medio, no va contigo. No sabes. Tal vez no pasa nada. Vives con intensidad.
En ocasiones te fijas más y mejor en los pormenores que en las cosas importantes y de pronto te observas rememorando la tapicería de aquel coche (¿cuántos años han pasado? ¿veinte? ¿veinticinco?), los diseños de azulejos, cortinas o baldosas, las esquinas de las habitaciones o los detalles de rostros pasados.
La vida se mide en sueños (cumplidos o no), en escritos, lecturas y charlas. La vida necesita de la palabra en todas sus variantes. ¿Qué sentido tiene si no? Y cuando de pronto estás un tiempo sin hacer lo que te llena, para fuera en vez de para dentro, algo suena mal, chirría.
Un alto nivel de exigencia no es cosa buena si te hace sufrir, pero está bien que vayas aprendiendo a controlarlo, a colocarlo y a permitírtelo. Lo más importante no es ser feliz sino intentarlo. No siempre o no todo el rato vas a poder ser feliz. No. Pero tienes que seguir en la senda que te lleva hacia el objetivo. Eso siempre. Siempre debes luchar por ser quien eres o quien quieres ser.
Te pasas la vida apuntando ideas. Usas las hojas que pillas por cualquier lado, los marcapáginas (sobre los que escribes), el móvil y, más veces de las que debieras, la mente que luego es memoria o desmemoria (ay de todas las ideas que se quedaron en algún lugar desconocido). La vida necesita de la palabra en todas sus variantes, queda dicho.
Quieres transformar(te) y estás harta de guerra. Te haces de paz cada mañana, cada tarde, cada noche. Pero te cuesta más de lo que te gustaría. No pares.
Quieres que te cuenten una Historia completa y quieres contarla tú. Puedes. Ayuda a reescribir y reescribe. Escribe y reescribe. Pero sobre todo, escribe, vive. Vive sin nostalgia y sin rencor. Sigue viviendo con pasión.
Despoetiza momentos y poetiza otros. Siéntete libre. No sufras (más de la cuenta). Escúchate. Piensa con tranquilidad. Proyecta (con) calma. Respira. Busca tu más profunda percepción de la vida. Pero ríe, canta y baila. Conecta con tu cuerpo, piénsalo y piénsate. Siéntelo. Siéntete.
Gústate. Sigue gustándote.
Mira, escucha, oye, toca y huele. Viaja.

Esto nunca lo habías hecho. Nunca te lo habías hecho. Y tiene buena pinta. Sigue. 

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