Una vez, hace ya bastante tiempo (porque el tiempo pasa rápido...más rápido de lo que yo pensaba hace unos años), inicié un cuaderno donde apuntaba nuevas palabras y su significado. Me refiero a palabras en español (o castellano; ese no es el tema ahora). El caso es que luego me entró la obsesión por el inglés, empecé a hacer lo propio con palabras de la lengua de Shakespeare y olvidé mi pobre cuaderno en el primer cajón del escritorio de mi habitación en la casa de mi madre, mi casa al fin y al cabo. Después me fui a Nueva Zelanda, volví, me independicé y no me traje mi cuadernito a mi nueva casa. Sin embargo, ahora me acabo de acordar de él y me he dado cuenta de que lo echo de menos. Lo recogeré la próxima vez que vaya a Guadalajara y retomaré la sana costumbre de aprender nuevas palabras en castellano o español.
Conociendo más palabras, se pueden expresar y sobre todo pensar más cosas. Esto es innegable. Y cuanto más se piensa, más libre se es.
Quiero volver a tener mi cuadernito conmigo para ser más libre.
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