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domingo, 15 de enero de 2012

En algún momento de la carrera debí coincidir con una chica con la que nunca tuve trato alguno. De hecho, creo que ni la recordaba de los años de carrera. Quizá nunca llegamos a ir juntas a clase, no sé.
El caso es que coincidimos en el máster que hice (hicimos) el año pasado. Y me parece una persona interesante. Suele hacer apuntes muy inteligentes a mis comentarios y lo que más me gusta es que muchas veces me hace repensarme, o lo que es lo mismo, decir de otro modo lo que ya he dicho, explicarme con ejemplos o con otras palabras, pensar de nuevo lo que he dicho y por qué lo he dicho...
Hoy ha pasado eso. Mirad:

YO: En el mundo al que nos conduce el Plan Estrategia Universidad 2015 (¡el capitalismo!), no hay cabida para las Humanidades porque no son rentables en términos económicos.
ELLA: Es realmente lamentable... pero últimamente, vista mi experiencia en el mundo laboral, me hago la siguiente pregunta: ¿de qué sirve que me "dejen" estudiar humanidades si después, en el mundo real, no hay sitio para gente con esa formación? Y la realidad es que tengo que ganarme un pan, pero mis humanidades no me van a dar de comer en este mundo tal como es... Y ya no hablo de rentabilidad económica para terceros, sino para uno mismo, para quien las estudia. ¿Mi inversión económica en mi propia formación ha sido rentable? A día de hoy, no. Ya veremos qué pasa en el futuro...
YO: Tu inversión ha sido rentable en la medida en que la mayor rentabilidad no es la económica sino la "espiritual" (la que enriquece el alma, por llamarla de algún modo...)
Incluso en este mundo tan horrible existe la posibilidad de ganarse el pan con lo que hemos estudiado. Ahí estamos preparando el máster (con su consecuente precio en una clara mercantilización de lo que debería ser incentivado y no coartado) para lograr ser profesoras, ¿no? Si no luchamos por dejar un mundo en el que las Humanidades no sólo sean "permitidas" (entiéndaseme) sino incluso apoyadas, sólo nos quedará callarnos cuando veamos el horror de un lugar devastado por el capitalismo y sus intereses.

ELLA: Obviamente desde el punto de vista espiritual, ha sido rentable mi formación, en eso estoy de acuerdo. Pero viendo el mercado laboral, conociendo historias con nombres propios de personas con mi misma formación que nunca han encontrado ni encontrarán nada "de lo suyo", es inevitable hacerse la pregunta: ¿de verdad sirve lo que he estudiado? ¿hay sitio en la sociedad para las humanidades? Sinceramente, creo que es la crónica de una muerte anunciada. No sé si tú lo viviste en la facultad, pero en primero de carrera, cuando se comenzaron a elaborar los Libros Blancos de los grados, se supo que historia del arte no estaba presente. Se inició una movilización por parte de profesores y algunos alumnos (poquísimos, hay que decir para verguenza del alumnado). De mi clase (100 alumnos) sólo tres-cuatro personas nos pusimos a recoger firmas en la facultad y la calle. ¿Sabes que nos decían nuestros propios compañeros cuando les pedíamos que firmasen, compañeros de Historia del Arte? "Como a mí no me toca, qué me importa". Viendo esto, sinceramente, es imposible huir del pesimismo, cuando quienes deberían defender estas cosas, son los primeros que dan la espalda.
YO: Entiendo perfectamente tu postura con respecto a ese "¿de verdad sirve lo que he estudiado?", pero de verdad creo que ese es el primer pequeño gran triunfo del sistema. No quiero ponerme conspiranoica ni hablar de entes a los que no pongo nombre, pero date cuenta de que, siendo objetivas, la respuesta a tu pregunta en términos prácticos, laborales o económicos es "no". ¿Y después qué? ¿Invitamos a todas las personas que desde hoy en adelante quieran estudiar Humanidades a no hacerlo desde un punto de vista práctico y utilitario? No sé si entiendes lo que quiero decir...
No hay sitio en la sociedad actual para las Humanidades, en respuesta a otra de tus preguntas. Pero lo que no podemos hacer (o al menos eso creo yo) es dejarnos vencer y optar por aquello que sí tiene su lugar (y dicho sea de paso, no nos hace felices, porque no sé a ti, pero a mí pocas cosas lejos de las Humanidades me habrían hecho feliz durante la carrera y lo que es peor, más allá de ella -ya que son muuuchos más años-)
Y para terminar, una vez más entiendo lo que dices y entiendo ese pesimismo ante el horrible ejemplo de cómo la gente sólo se preocupa por lo que le afecta directamente.
¡Sólo nos queda seguir intentando animar a todas las personas a luchar por lo que de verdad importa! ¡¡La felicidad!! Mucho más allá del dinero, está la felicidad. Ya sabemos que el dinero no la da...

:)
ELLA: Bueno, cada uno a su manera intenta hacer el huequito a las Humanidades en el mundo, que como bien dices, al menos en mi caso también es lo que me hace realmente feliz (lo mío es toda una vida dedicada a diversas disciplinas humanísticas y artísticas). Sobre lo de invitar...pues fríamente y desde un punto de vista terriblemente material y pragmático, no dudaría en decir a un chico de 18 años que haga algo "útil" (es decir, que no estudie humanidades). Es una respuesta muy dura, pero también es muy duro verse con una edad y sólo ver por delante incertidumbre... Ojalá esa lucha de la que hablas dé sus frutos. Poquito a poco habrá que intentarlo, supongo, pero sin perder de vista el mundo real donde, nos guste o no, tenemos que vivir y al que al final, en mayor o menor medida, no nos queda más que adaptarnos.
YO: Creo que eres una persona inteligente e interesante. Creo que sabes lo que dices y me encanta sentir que has pensado bien cada respuesta. No hablas por hablar. Ojalá hubiera más gente como tú en ese sentido...
Sólo me da pena ver que a veces tus palabras denotan más pesimismo del que creo que de verdad alberga tu corazón...
Me gusta "hablar" (aunque sea vía internet) contigo.

;)
ELLA: Danke :) Lo mismo digo. Supongo que el pesimismo es una especie de enfermedad crónica que poco a poco va avanzando por el cuerpo hasta el corazón... Habrá que bailar la tarantella para evitar su avance jajajajaja
YO: ¡Bailemos pues!
Emma Goldman dijo algo así como "Si no se puede bailar, no es mi revolución". Igual lo decía porque sabía que esta conversación iba a acabar así...

:)

1 comentario:

orni dijo...

Quizá esa frase sea la más inteligente sobre la revolución que he oído, a medida que pasa el tiempo sé que he marchado de los sitios donde se me empezó a no permitir el baile ;) ánimos a ambas humanistas!!