Sugerencias, ideas o preocupaciones a eljardindeacracia@gmail.com

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ya sé que lo sabes, pero volveré a decírtelo. Sé cómo eres y sé lo que quieres; también sé cómo me quieres. No obstante, y ya te lo dije el otro día pero te lo repito ahora y así, me hiciste muy feliz diciéndomelo de viva voz. Las cosas se dicen con gestos, con hechos. Es el mejor modo. Pero es cierto de que vez en cuando también se agradecen las palabras. Y me dijiste que me quieres LIBRE. Me hizo muy feliz aquella conversación. No me dijiste nada que no supiera. Ya lo sabes. Pero me hizo muy feliz que me lo dijeras así, con esa carita, con ese amor. Ya sé que tú no quieres ser una traba. Y no lo serás nunca. Si me quieres libre y me quieres tal como soy, con mis intereses y mis inquietudes, con mis más y mis menos, está claro que nunca podrás ser un impedimento para nada. Sabes que yo puedo hacer lo que quiera, como quiera, donde quiera, cuando quiera y hasta que quiera sin que eso suponga nada más que el hecho de que el ser humano no puede ser sino en libertad. Pero ello no conlleva nada más. Yo estoy contigo esté donde esté, esté como esté. Sé que siempre me acompañas y ello me hace feliz. Me gustas muchísimo y lo sabes (pero nunca está de más decirlo, queda dicho).
Yo también te quiero libre, siempre libre. LIBRE.

1 comentario:

Lady Madriz dijo...

simplemente genial, Miriam. Ojalá fuese ése el único amor posible, el amor libre.