Aturdida me hallo, ya ves tú.
Mi abuela quiere una televisión. No entraré a valorarlo ni a dar opiniones personales sobre esto.
Hoy, volviendo de Madrid, he parado en una tienda de electrodomésticos y demás (in)útiles electrónicos para ver cómo andaba la cosa, cuánto te sangraban por ella. Le dije el otro día que esta semana la llevaría a verla pero como pasaba por ahí, pensé que la mujer se alegraría de que me hubiese molestado en enterarme de cuánto valen para que fuera con la idea más o menos hecha. Yo le había dicho que estaba segura de que por 70 u 80 euros tendría una. Ay, mare, qué error...
Aturdida me hallo, ya lo he dicho.
Entro en la tienda. Luces. Miles de aparatos. Ruidos. Mucha gente. Muchos más aparatos (algunos, qué son...) Miro. No entiendo. Dónde tengo que ir...No lo sé. Ay, me siento como si nunca hubiera estado en un sitio de estos. Pero sí, mujer, sí, yo soy una muchacha de mundo, que cojo aviones y todo. Las tecnologías no son lo mío. No entiendo y no quiero entender. Es igual. Paseo. Busco. Miro. Encuentro la sección de televisiones. Oye, ¿por qué no hay teles de las normales? Son todas planas. No hay cajitas tontas de las de toda la vida (de las de toda mi vida, porque digo yo que teles no ha habido toda la vida, mierda de expresiones hechas).
Y ya, hasta las narices, me dirijo a un dependiente.
-Mira, voy a hacerte una pregunta que igual es de la Prehistoria, aunque he nacido hace pocos años (Se ríe) ¿Dónde hay teles de las normales, de las cuadradas?
- (Con sorna) Pero...¿dónde vives? ¿en una cueva?
(Sonrío)
- Mmm...no, pero esto no es lo mío (sonrío de nuevo, con cara de quépasaaquí-noentiendonada)
- Mira, esas televisiones no se fabrican hace ya tres años. Ya sólo hay de éstas, de pantalla plana (señala un monitor que parece mirarme desafiante).
- Vale, vale, gracias...
- La más barata es ésta. 149 euros.
- Muchas gracias. Muy amable. Buenas tardes.

No entiendo nada. No sé hacia dónde vamos. Dónde nos lleva este camino de ¿evolución? tecnológica. ¿En qué mundo queremos vivir y qué queremos...? Parece ser que hemos elegido sustituir las conversaciones, las reflexiones personales, la introspección, la lectura y los paseos, las bicis, el sol, el campo o la ciudad, la Vida, por una pantalla burlona.
Sólo sé que ya no puede llamarse la caja tonta. ¡Ya no es una caja!