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lunes, 30 de agosto de 2010

Quiero vomitar todo lo que siento.
No pienso pararme un segundo a releer lo que mis dedos deciden enseñar. Quiero abrir(me) el alma y llorar con los dedos y con el corazón.
No entiendo nada y no sé nada. Me siento desbordada por el mundo y su grandísima mentira o sus terribles verdades. No sé si todo es mentira o todo es verdad y por qué me duele tanto en el interior. No sé por qué tiene que haber millones de personas pasándolo realmente mal en estos mismos instantes y no sé por qué el otro resto tiene que mostrarse impasible ante la barbaridad en la que hemos convertido el planeta. No sé qué hacer para dejar de sentir rabia por mí misma y por mi actitud, tan parecida a la del resto o peor. Soy consciente del horror, de la barbarie, de cómo esto se nos escapa de las manos pero no puedo o no sé hacer nada. Me siento pequeña, terriblemente pequeña, diminuta, y no sé dónde están las fuerzas que digo tener normalmente. No sé cómo podría recuperar las ganas y la ilusión que me mueven día a día y convertirlas en algo realmente productivo.
El mundo está dominado por algo terrible que sólo mediante la unión podríamos derrocar. No sé cómo dejar de sentir y pasar a la acción. No sé cómo convertir mis lágrimas en armas porque aún sin necesidad de armas físicas, ya dije una vez que estamos en guerra...
No entiendo por qué no podríamos hacerlo entre todas y conseguir algo; no sé por qué el mundo se mueve al ritmo que marcan unos pocos interesados (y ahora utilizo el masculino con plena conciencia de que se suele utilizar para englobar al conjunto de los seres humanos pero yo no quiero que así sea y pretendo dejar claro cuando escribo que me refiero a hombres y mujeres, utilizo ambos sexos en mis escritos en pro del buen entendimiento. Ahora no utilizo sólo el masculino de forma casual, no). Esto no es una guerra entre compañeras y compañeros y todas y todos lo somos. Es una guerra contra el opresor, contra aquel que no se interesa por nuestro bienestar, por nuestros derechos, por lo justo, por lo legítimo, por la igualdad.
No entiendo cómo podemos dormir por las noches y andar por el día. No sé cómo puede haber tanto dolor, tanto sufrimiento, tantas injusticias en el mundo...no sé por qué tiene que haberlas, no sé por qué dejamos que unos pocos nos aplasten, nos opriman, nos utilicen y jueguen con nosotras a ser Dios...
Sería fácil, sería más fácil de lo que parece y de lo que podemos pensar, sería cuestión de amor, de fraternidad, de camaradería...
Me duele el corazón, me duele dentro, muy dentro. Siento rabia...y se me clavan mis propios sentimientos...Normalmente mi rabia va unida a la ilusión, las ganas, la fuerza...en este momento siento desvanecerse (temporalmente) mi vida con sus capacidades. El llanto me ahoga y me fuerza a parar para coger aire. Pasión y emotividad son necesarias para hacer frente al mundo y con ellas seguiremos para adelante.
Seguiré llorando y empezaré a luchar.

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