La actitud y el compromiso social de este grupo, cuyo nombre deriva del tono amarillento de sus pinturas y que supone el contrapunto a ese primer Modernismo optimista e idílico, era muy comprometida con la Barcelona del momento y sus circunstancias. Buena idea de ello hace la frase que el propio Manolo Hugué pronunció más adelante: "
Quien más, quien menos, todos éramos anarquistas".
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