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martes, 16 de junio de 2009

Yo robo.
Creo en el robo como forma de protesta contra un mundo en el que las cosas necesarias no están al alcance de todos.
Robo a quien no se merece tener tanto. ¿Quizá me equivoco yo decidiendo quién tiene que tener qué? Puede. No tengo la verdad en mi mano, eso es seguro. Pero robo.
Tengo claras unas premisas de las que extraigo mi conclusión: hay personas a las que nunca robaría, hay sitios en los que jamás se me pasaría por la cabeza robar. Tampoco utilizaría nunca la violencia (o nunca se puede decir "nunca" pero al menos trato de evitar los enfrentamientos, que siempre son hostiles). Sin embargo, no me va a temblar el pulso robando comida en grandes superficies, podridos de dinero sus dueños, podridos literalmente sus trabajadores y ya ni mento a aquellos que fabrican los productos con los que luego se lucran esos señores de traje y corbata que tanto asco me dan y que nadie conoce.
Puede que me equivoque también al creer "necesarias" ciertas cosas que en un momento dado hurto, pero ya me da igual si me equivoco o no al creer que necesito más calcetines. Si están al alcance de mi mano y puedo tener tres pares más de calcetines, me hago con ellos y ese agua menos que gasto en lavadoras. Voy acumulando más calcetines sucios, porque tengo más pares felizmente robados, y el día que pongo la lavadora, gasto agua bien gastada o, de nuevo, necesariamente gastada.
Trato de no dejar que el consumismo por el que nos quieren arrastrar haga mella en mí. Otros compran sin parar cosas que no necesitan y yo podría robar cosas que no necesito. Es probable que lo haga alguna vez, mas lo intento evitar.
Para terror de muchos, robo lo que creo necesario y aquello por lo que me jode pagar viendo que lo necesito.
Sí, robo.
Y no me da ninguna vergüenza reconocerlo, es más, os invito a ello.
Que se den cuenta de que nada debería tener precio, menos aún las cosas básicas de las que se ven privadas tantas personas.

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